CAPITULO
TRES
Las
aves de la montaña
Clary deposito
la bolsa en el suelo cerca a la puerta y miró a su alrededor.
Podía oír a su madre
y Luke moverse a su alrededor, dejando su propio equipaje, encendiendo las luces
mágicas que iluminaban la casa de Amatis. Clary se abrazó a si misma. Todavía no
sabían cómo Amatis había sido tomada por Sebastian. Aunque el lugar ya había
sido revisado por los miembros del Consejo buscando algún tipo de material
peligroso, Clary conocía a su hermano. Si andaba de humor, él habría destruido
todo en la casa, sólo para demostrar que tenía el poder de hacerlo –
transformar los sofás en astillas, romper el cristal de los espejos, volar las
ventanas en mil pedazos.
Oyó a su madre suspirar
con alivio y sabía que Jocelyn debía haber estado pensando lo mismo que Clary:
para lo que sea que haya sucedido allí, la casa estaba en perfectas condiciones.
No había nada allí que indicara que Amatis hubiera sido lastimada en su hogar. Los
libros estaban en la mesa, los suelos estaban llenos de polvo, pero no había
destrozos, las fotografías en las paredes estaban en una pieza.
Clary vio con una
punzada de dolor que había una fotografía tomada hace poco cerca de la chimenea
donde aparecían ella, Luke, y Jocelyn en Coney Island, con los brazos alrededor
de cada uno, riendo.
Ella pensó en la
última vez que había visto a la hermana de Luke, con Sebastian obligando a
Amatis a beber de la Copa Infernal mientras ella gritaba. La forma en que su
personalidad se había desvanecido de los ojos después de que ella se había ingerido
el liquido de la Copa. Clary se preguntó si así era como se veía alguien muriendo.
No es que ella
no haya visto la muerte, también. Valentine había muerto en frente a ella. Estaba
seguro de que ella era demasiado joven para tener tantos fantasmas que la
persiguieran.
Luke se había
movido a mirar a la chimenea, y las fotos colgadas a su alrededor. Extendió la
mano para tocar una que mostraba a dos niños de ojos celestes. Uno de ellos, el
niño más joven, dibujaba, mientras que su hermana lo miraba con expresión
cariñosa.
Se notaba que
Luke estaba exhausto. Su viaje en Portal los había depositado en el Gard, y habían
caminado por la ciudad hacia la casa de Amatis. Luke todavía hacia una mueca de
dolor a menudo por la herida en su costado que no estaba sanada por completo,
pero Clary dudo que fuera la lesión lo que le provocando tantas molestias. La
tranquilidad en casa de Amatis, las alfombras en el suelo, los recuerdos familiares
acomodados con cuidado – todo indicaba que una ordinaria vida fue interrumpida
de la manera más horrible.
Jocelyn se
acercó a poner la mano en el hombro de Luke, murmurando algo para
tranquilizarlo. Él se giro, poniendo su cabeza contra el hombro de ella. Era
más reconfortante que romántico de alguna manera, pero Clary todavía sentía
como si hubiera interrumpido un momento privado. Silenciosamente tomó su bolsa
de lona y subio las escaleras.
La habitación de
huéspedes no había cambiado mucho. Pequeña; las paredes pintadas de blanco; las
ventanas, circulares – una de ellas era la ventana por la que Jace había pasado a través
una noche – y la misma sabana de colores en la cama. Dejó caer su bolso en el
suelo cerca de la mesita de noche. La mesita de noche, donde Jace había dejado
una nota en la mañana, diciéndole que se iba para no regresar nunca más.
Se sentó en la
orilla de la cama, tratando de sacudirse los recuerdos. Ella no se había dado
cuenta de lo difícil que sería estar de regreso en Idris. Nueva York era su hogar.
Idris era guerra y devastación. En Idris ella había visto la muerte por primera
vez.
Su sangre estaba
retumbando, latiendo en sus oídos. Quería ver a Jace, ver a Alec e Isabelle – ellos
la hubieran consolado, le darían un sentido de normalidad. Ella fue capaz,
débilmente, de oír a su madre y Luke moviéndose alrededor de la planta baja,
incluso el tintineo de las tazas en la cocina. Ella se movió fuera de la cama y
se sento en el piso, donde un baúl cuadrado descansaba. Era el baúl que Amatis
había traído para ella cuando estuvo aquí antes, diciéndole buscara dentro para
encontrar ropa.
Se arrodilló
ahora y lo abrió. La misma ropa, cuidadosamente doblada entre capas de papel:
uniformes escolares, suéteres formales y pantalones de mezclilla, más camisas
formales y faldas, y debajo de eso un vestido que Clary primero había pensado
que era un vestido de novia. Ella lo sacó. Ahora que sabia más de los Cazadores
de Sombras y su mundo, sabía lo que era.
Ropa de luto. Un
vestido blanco, simple, y una chaqueta ceñida al cuerpo, con runas plateadas de
luto cosidas en el material y allí, en los puños, un diseño casi invisible de
aves.
Garzas.
Clary puso la
ropa con cuidado en la cama. Ella podía verlo, en su imaginación, a Amatis
usando esa ropa cuando Stephen Herondale había muerto. Vistiendose con delicadeza,
alisando la tela, cerrando la estrecha chaqueta, todo para llorar por un hombre
con el cual ella ya no estaba unida. Ropa de viuda para alguien que no había
sido capaz de llamarse a sí misma una viuda.
"¿Clary?"
Era su madre, apoyándose en la puerta, mirandola. "¿Qué
son esos- Oh”.
Ella cruzó la habitación, tocó la tela del vestido, y
suspiró.
"Oh, Amatis.”
"Nunca
superó a Stephen, ¿verdad?" preguntó Clary.
"A veces
las personas no lo hacen.” La mano de Jocelyn se movió desde el vestido al
cabello de Clary, peinandolo con una rápida precisión de madre. "Y
nosotros los Nefilim – tendemos a amar de una manera muy poderosa. Enamorarnos
una sola vez, para morir de dolor por el amor - mi antiguo maestro solía decir
que los corazones de los Nefilim eran como los corazones de los ángeles:
Sentían cada dolor humano, y nunca sanaban.”
"Pero tú lo
hiciste. Amaste a Valentine, pero ahora amas a Luke.”
"Lo
sé." La mirada de Jocelyn estaba en otro lugar. "No fue hasta que
pasé más tiempo entre los mundanos que empecé a darme cuenta de que no era como
la mayoría de los seres humanos pensaban sobre el amor. Descubri que es posible
que tengas una pareja más de una vez, que tú corazón puede sanar, que puedes
amar una y otra vez. Y siempre quise a Luke. Pude no saberlo pero yo siempre lo
hice”. Jocelyn señaló la ropa de la cama. "Deberías usar la chaqueta de
luto” dijo. "Mañana."
Sorprendida,
dijo Clary, ― “¿Para la reunión?"
"Muchos Cazadores
de Sombras han muerto y sido convertidos en Oscuros.” dijo Jocelyn. "Cada Cazador
de Sombras ha perdido a un hijo, un hermano, una hermana, un primo. Los Nefilim
somos una gran familia. Una disfuncional familia, pero. . .” Ella la tocó el
rostro de su hija, su propia expresión oculta en las sombras. "Duerme un
poco, Clary," ella dijo. "Mañana va a ser un día largo."
Cuando la puerta
se cerró detrás de su madre, Clary se puso el camisón y luego subio a la cama.
Ella cerró sus ojos y trató de dormir, pero el sueño no venía. Las imágenes
seguían apareciendo detrás de sus párpados como fuegos artificiales: ángeles cayendo
cielo; sangre dorada; Ithuriel encadenado, con sus ojos cegados, contandole de
las imágenes de runas que él le había dado a ella a través de su vida, las
visiones y sueños del futuro. Recordaba sus sueños con su hermano con alas
negras que resumaban sangre, caminando través de un lago de hielo. . . .
Se quito la
colcha de encima. Ella se sentía caliente e irritada, demasiado ansiosa como
para dormir. Después de conseguir salir de la cama, bajo, en la búsqueda de un
vaso de agua. La sala estaba medio iluminada, una tenue luz mágica derramándose
por el pasillo.
Susurros venían
de más allá de la puerta. Alguien estaba despierto, y hablando en la cocina.
Clary se movió por el pasillo con cautela, hasta que los susurros comenzaron a
tomar forma y se volvieron nítidas. Ella reconoció la voz de su madre primero,
tensa por la angustia. "Pero yo simplemente no entiendo cómo pudo haber
estado en la alacena” estaba diciendo. "Yo no lo he visto desde – desde
que Valentine tomó todo lo que teníamos, en Nueva York.”
Luke habló:
"¿No dijo Clary que Jonathan lo tenía?"
"Sí, pero
entonces habría sido destruido con el horrible apartamento, ¿o no?." La
voz de Jocelyn se levantó mientras Clary se trasladó al pie de la puerta de la
cocina. "Con toda la ropa que Valentine compró para mí. Como si yo fuera a
volver con él.”
Clary no se
movio un milimetro. Su madre y Luke estaban sentados en la mesa de la cocina;
su madre sostenia la cabeza en una mano, y Luke estaba frotando su espalda.
Clary le había dicho su madre todo lo relacionado con el apartamento, sobre
cómo Valentine lo había mantenido con todas las cosas de Jocelyn allí, creyendo
que un día su esposa iba a volver y vivir con él. Su madre le había escuchado con
calma, pero era obvio que la historia la había afectado mucho más de lo que
Clary pensaba.
"Se ha ido,
Jocelyn" dijo Luke. "Yo sé que puede parecer imposible. Valentine fue
siempre una enorme presencia, incluso cuando estaba escondido. Pero ahora está
realmente muerto.”
"Mi hijo
no, sin embargo." dijo Jocelyn. "¿Sabes que yo solía sacar esta caja
fuera y llorar sobre ella, cada año, en su cumpleaños?. Sueño en ocasiones, con
un niño de ojos verdes, un niño que nunca fue corrompido con sangre de demonio,
un chico que podría reír y amar y ser humano, y ese es el chico por el que
lloraba una y otra vez, pero ese muchacho nunca existió.”
Desahogate y llora por eso, pensó Clary – ella sabía sobre que caja
estaban hablando. Una caja que era un monumento a un niño que había muerto, a
pesar de que aún vivía. La caja contenía mechones de su pelo de bebé,
fotografías, y un zapato pequeño. La última vez que Clary la había visto, la
tenía su hermano. Valentine debió habérsela entregado, aunque nunca pudo entender
por qué Sebastian la había guardado. Él no era para nada un chico sentimental.
"Vas a
tener que decirle a la Clave,” dijo Luke. "Si es algo que tiene que ver
con Sebastian, ellos querrán saber.”
Clary sintió su
estómago retorcerse.
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