PARTE
UNO
CREANDO
UN FUEGO
Y yo he sacado fuego de en medio de ti, que te ha
consumido; y te he reducido a ceniza sobre la tierra a los ojos de todos los
que te miran. Todos los que entre los pueblos te conocen están asombrados
de ti; te has convertido en terrores, y ya no serás más [1]
. Ezequiel 28:18-19
CAPITULO
UNO
LA
PORCIÓN DE SU COPA
"Imagina
algo tranquilo. La playa de Los Ángeles — arena blanca, olas de agua azul,
estas caminando a traves de la orilla del mar…"
Jace abrio un
poco el ojo. “Esto suena muy romántico”
El chico sentado
al lado de él suspiro y pasó sus dedos a traves de su cabello despeinado. A
pesar de ser una mañana fría de invierno, los hombre lobo no eran tan sensibles
al clima como los humanos, y Jordan se había quitado la chaqueta y tenía
arremangada su camisa. Estaban sentados juntos en un pedazo de césped marrón en
Central Park, con sus piernas cruzadas, sus manos en las rodillas con las
palmas arriba.
Un grupo de
rocas se elevaba en el suelo cerca de ellos. Había rocas grandes y pequeñas, y
sobre una de las más grandes estaban Alec e Isabelle Lightwood. Cuando Jace
miro hacia ellos, Isabelle lo miro y le saludo. Alec, notando el gesto, le pego
suavemente en el hombro. Jace podía ver como este la estaba regañando,
probablemente sobre no romper la concentración de Jace.
Sonrio para si
mismo — ninguno de los dos tenía una verdadera razón para estar aquí, pero se
quedaron de todas manera para dar “apoyo moral”. Pero Jace sospechaba que en
realidad era porque Alec odiaba estar sin hacer nada, Isabelle odiaba que su
hermano estuviera solo, y ambos estaban evitando a sus padres y al Instituto.
Jordan chasqueo
los dedos debajo de la nariz de Jace “¿Estas poniendo atención?”
Jace fruncio el
ceño “Lo estaba hasta que nos perdimos en el territorio de los pensamientos
personales”
"Bueno,
¿que clase de cosas hacen que te sientas en paz y calma?"
Jace quito las
manos de sus rodillas — la posicion de loto le estaba dando calambres en las
muñecas — y puso las manos atras para apoyarse. El viento fresco movia las
pocas hojas que aún colgaban de las ramas de los árboles. En contraste con el
pálido cielo de invierno las hojas tenian una elegancia diferente, como si
fueran bocetos de pluma y tinta. “Matar demonios” le contesto “Una buena
matanza es relajante. Las sucias son más molestas, porque hay que limpiar el
lugar —”
"No"
Jordan tenía las manos arriba. Debajo de las mangas de su camisa, los tatuajes
que envolvian su brazo eran visibles. Shaantih, shaanti,
shaanti. Jace sabía que significaba “la paz que permite el entendimiento”
y se suponia que debías decir la palabra tres veces cada vez que dijeras el
mantra, para calmar tu mente. Pero nada lo calmaba, en estos días.
El fuego en sus
venas hacia que su mente no parara, los pensamientos llegando velozmente, uno
detras de otro, como fuegos artificiales explotando. Sueños tan vividos y
saturados de color como pinturas al oleo. Había intentado el entrenamiento,
pasando horas y horas en el cuarto de practica, sangre y raspaduras y sudor,
incluso una vez, dedos rotos. Pero no pudo hacer más que irritar a Alec con
peticiones de runas curativas y , en una memorable ocasion, accidentalmente
prender fuego a una de las vigas.
Fue Simon el que
comento que su compañero de departamento meditaba todos los días, y que
aprender ese habito le ayudaba a calmar los incontrolables explosiones de furia
que eran parte de la transformación a hombre lobo. De alli solo fue un corto
tramo a que Clary le sugiriera a Jace “que le diera la oportunidad y lo
intentara” y aqui estaban, en su segunda sesión.
La primera
sesión termino con Jace dejando una marca de quemadura en el suelo de madera de
Jordan y Simon, por lo que Jordan siguirio que mejor se hiciera la segunda
sesion al exterior para evitar más daños a sus cosas.
"Nada de
matanza" Jordan dijo "Estamos tratando de que te sientas en paz.
Sangre, matanza, guerra, todas esas son cosas no pacificas. ¿No hay algo más
que te guste?"
"Armas"
Jace dijo "Me gustan las armas"
"Estoy
empezando a pensar que lo que tenemos aqui es un problema de filosofia
personal"
Jace se inclino
hacia delante, con sus palmas sobre el cesped. “Soy un guerrero” dijo “Fui
criado como un guerrero. No tuve juguetes, tuve armas. Dormí con una espada de
madera hasta los cinco años. Mis primeros libros fueron demonologías medievales
con ilustraciones. Mis primeras canciones que aprendi fueron canticos para
alejar a los demonios. Se lo que me trae paz, y no son las playas de arena o el
canto de los pájaros en las selvas. Yo quiero un arma en mi mano y una
estrategia para ganar.”
Jordan lo miro
con desilusionado. “Entonces, lo que estas diciendo es que lo que te da paz es
la guerra”
Jace levanto los
brazos y se puso de pie, quitandose el pasto de los jeans. “Ahora lo entiendes”
Escucho el crujido del pasto seco y se giro, justo a tiempo para ver a Clary
pasar entre dos árboles y salir a donde estaba él, con Simón solo unos pasos
atras de ella. Clary tenía las manos en los bolsillos de atrás y estaba
riendo.
Jace los miró
por un momento — había algo especial en ver a la gente que no sabía que los
veían. Recordo la segunda vez que había visto a Clary, en el salón de Java
Jones.
Ella estaba
riendo y hablando con Simón de la manera en la que lo estaba haciendo ahora.
Recordó el tirón desconocido de la envidia en su pecho, quitandole la
respiración, el sentimiento de satisfacción cuando Clary dejo a Simon detras
para poder hablar con él.
Las cosas si
cambiaban. Había pasado de ser carcomido por la envidia a Simón, a un respeto
por su tenacidad y su coraje, para actualmente considerarlo un amigo, aunque
dudaba que fuera a decírselo en voz alta. Jace vio como Clary se volteaba y le
lanzaba un beso, con su cabello rojo saltando en su cola de caballo. Era tan
pequeña — delicada, como una muñeca, asi la consideraba antes de conocer lo
fuerte que era.
Ella se dirigio
hacia Jace y Jordan, dejando a Simon para que corriera hacia las rocas donde
Alec e Isabelle estaban sentados; se sento junto a Isabelle, que inmediatamente
se reclino para decirle algo, con su cortina de cabello negro escondiendo su
rostro.
Clary se detuvo
enfrente de Jace, balanceandose en sus talones con una sonrisa. “¿Como va
todo?”
"Jordan
quiere que piense en sobre la playa" Jace dijo aburrido.
"El es
terco" Clary le dijo a Jordan. "Lo que significa que aprecia lo que
haces"
"En
realidad, no" Jace dijo
Jordan resopló.
“Sin mis estarías corriendo por Madison Avenue lanzando chispas por todos tu
orificios.” Se puso de pie, acomodandose su chaqueta verde. “Tu novio esta
loco” le dijo a Clary.
"Si, pero
es ardiente" le respondio Clary "Asi que todo esta bien"
Jordan hizo una
mueca pero era en buen sentido. “Me tengo que ir” dijo “Voy a verme con Maia en
el centro.” Se despidio y se fue, deslizandose entre los arboles y
desvaneciéndose silenciosamente como el lobo que era debajo de su piel. Jace
vio como se iba. Una ayuda imposible, penso. Hace seis meses le
hubiera parecido imposible que estaría teniendo lecciones sobre el comportamiento
con un hombro lobo.
Jordan y Simon y
Jace habían creado algo así como una amistad en los últimos meses. Jace no
podía dejar de usar el departamento como un refugio, lejos de las presiones
diarias del Instituto, lejos de que le recordaran que la Clave no estaba lista
para una guerra con Sebastian.
Erchomai. La
palabra frotaba la mente de Jace como el toque de una pluma, haciendo que le
dieran escalofríos. Vio el ala del ángel, separada de su cuerpo, recostado en
un charco de sangre dorada.
Voy de
camino
"¿Que
pasa?" Clary dijo; Jace parecia estar a millones de kilometros. Desde que
el fuego celestial había entrado en su cuerpo, acostumbraba a divagar en su
mente. Tenía la sensacion de que era un efecto secundario de reprimir sus
emociones. Sintio un pequeña angustia — Jace, cuando ella lo había conocido, se
veía tan controlado, solo un poco de su verdadero ser fugándose a través de las
fisuras en su armadura personal, como la luz saliendo por las grietas de un
muro.
Le había tomado
un largo tiempo tirar esas defensas. Ahora, sin embargo, el fuego en sus venas
estaba forzandolo a levantarlas de nuevo, para cuidar de sus emociones y no
poner en peligro a los demás. Pero cuando el fuego se fuera, ¿sería capaz de
desmantelarlas de nuevo?
Pestañeo, llamado
por la voz de Clary. El sol de invierno era frio y estaba en lo alto; afilaba
el perfil de los huesos de su rostro y escondía las sombras debajo de sus ojos.
Él la tomo de la mano, respirando hondo. “Tenías razón” dijo en la voz queda y
seria que usaba solo con ella. “Esta ayudando — las lecciones con Jordan. Esta
ayudando, y lo aprecio.”
"Ya lo
se" Clary rodeo con su mano la muñeca de Jace. Su piel se sentía cálida,
parecía estar varios grados arriba de lo normal desde su encuentro con
Gloriosa. Su corazón continuaba latiendo con el mismo ritmo familiar, pero la
sangre en sus venas parecía ser empujada con la energía de un fuego a punto de
encenderse.
Se puso de
puntillas para poder besar su mejilla, pero el se giro, y sus labios se
tocaron. No habían hecho más que besarse desde que el fuego comenzó a cantar en
su sangre, e incluso en eso habían tenido cuidado. Jace era cuidadoso ahora,
con su boca deslizándose suavemente contra la de ella, su mano cerrandose sobre
su hombro. Por un momento estaban cuerpo a cuerpo, y ella sintio el ritmo y
pulso de su sangre. Se movio para ponerla más cerca, y una veloz, poderosa
chispa los atraveso, como la electricidad estática.
Jace detuvo el
beso y se alejo con un suspiro; antes de que Clary pudiera decir algo, un coro
de aplausos sarcasticos se escucho desde la colina más cercana. Simon,
Isabelle, y Alec los saludaban. Jace se inclino mientras Clary se alejaba un
poco perdida, poniendo sus pulgares en el cinturon de sus jeans.
Jace suspiro.
“¿Debemos unirnos a nuestros molestos y voyeurísticos amgos?”
"Desafortunadamente,
son la unica clase de amigos que tenemos." Clary choco su hombro contra él
brazo de él, y se dirigieron hacia las rocas. Simon e Isabelle estaban lado a
lado, hablando quedamente. Alec estaba sentado un poco alejado de ellos,
mirando la pantalla de su celular con una expresion de intensa
concentración.
Jace se sento
junto a su parabatai. "He oido que si miras durante el tiempo
suficiente esas cosas, llegan a sonar. "
"Ha estado
mandandole mensajes a Magnus," dijo Isabelle, mirandolos con
desaprobacion.
"No lo he
hecho" Alec dijo automaticamente.
"Si, si lo
haz hecho" Jace notó, mirando sobre el hombro de Alec "Y llamando.
Puedo ver tus llamadas salientes"
"Es su
cumpleaños" Alec dijo, cerrando su celular. Se veía más pequeño estos
días, delgado bajo su usado suéter azul, sus labios rotos y mordidos. El
corazón de Clary lo entendia. Había pasado a primera semana despues de que
termino con Magnus en una clase de aturdimiento lleno de tristeza y decepción.
Ninguno de ellos podia creerlo. Ella había pensado que Magnus amaba a Alec, de
verdad lo amaba; claramente Alec había pensado lo mismo. "No quiero que
crea que yo no — que piense que lo olvide"
"Estas
deprimiendote" dijo Jace
Alec levanto los
hombros “Mira quien lo dice. ‘Oh, yo la amo. Oh, es mi hermana. Oh, porque,
porque, porque — “
Jace lanzó un
puñado de hojas muertas a Alec, haciendo que se molestara. Isabelle estaba
riendo. “Sabes que tiene razón, Jace”
"Dame tu
celular" Jace dijo, ignorando a Isabelle. "Vamos hazlo,
Alexander"
"No es de
tu incumbencia" Alec le contesto, sujetando su celular. "Solo
olvidalo porfavor ¿Okay?"
"No comes,
no duermes, te le quedas viendo al teléfono, y supones que debo olvidar
lo." Jace dijo. Había una cantidad sorprendente de agitación en su voz;
Clary sabía que lo mal que se había sentido Jace debido a que Alec estaba
triste, pero no estaba seguro si Alec estaba al tanto de eso. Si fueran
circunstancias normales Jace hubiera matado, o al menos amenazado a quien
hubiera lastimado a Alec; pero esto era diferente. Jace amaba ganar, pero no
podías ganar sobre un corazón roto, incluso si era el de alguien más. Incluso
si era alguien a quien amaras.
Jace se
inclino hacia delante y tomo el celular de las manos de
su parabatai. Alec protesto y trato de recuperarlo, pero Jace lo
detuvo con una mano, leyendo los mensajes en el celular con la otra mano.
“Magnus, llámame por favor. Necesito saber que estas bien
—” Movio la cabeza. “Okay, no. Simplemente no.” Con un movimiento decisivo
partió el celular por la mitad. La pantalla se puso en blanco mientras Jace
tiraba los fragmentos al suelo. “Listo”
Alec vio los
fragmentos sin poder creerlo. “Tu ROMPISTE mi CELULAR”
Jace levanto los
hombros. “Los chicos no dejan que sus amigos llamen a otros chicos. Espera, eso
salio mal. Los amigos no dejan que sus amigos llamen a sus ex y cuelguen. En
serio, necesitar parar.”
Alec se veía
furioso. “¿Entonces tenías que romper mi celular nuevo? Muchas gracias”
Jace sonrio tranquilamente
y se recosto sobre una roca. “De nada.”
"Mira el
lado bueno" Isabelle dijo "Ya no podrás recibir mensajes de Mamá por
un tiempo. El día de hoy ya me envió seis mensajes. Así que apague el
celular" Señalo su bolsillo con una mirada de satisfacción.
"¿Que es lo
que quiere?" Simon pregunto.
"Reuniones
constantes" Isabelle dijo. "Testimonios. La Clave quiere escuchar
sobre lo que paso cuando luchamos contra Sebastian en Burren. Todos hemos dado
nuestro testimonio unas cincuenta veces. De como Jace absorbio el fuego
celestial de Gloriosa. Descripciones de los Cazadores de Sombras Oscuros, la
Copa Infernal, las armas que usaban, las runas que tenían. Que ropa llevaban,
como estaba vestido Sebastian, lo que todos estábamos llevando … como sexo por telefono,
pero aburrido."
Simon hizo un
ruido como si se ahogara.
"Que es lo
que creemos que Sebastian quiere" Alec añadio. "Lo que hara cuando
este de regreso. Que hara cuando lo haga."
Clary puso sus
codos sobre las rodillas. “Siempre es bueno saber que la Clave tiene un plan
confiable y bien pensado.”
"No quieren
creerlo" dijo Jace, con la mirada puesta hacia el cielo. "Ese es el
problema. No importa las veces que les contemos lo que ocurrio en Burren. No
importa cuantas veces les advirtamos lo peligrosos que los Oscuros son. No
quieren creer que los Nefilim hayan podido ser corrompidos. Que los Cazadores
de Sombras maten a otros Cazadores de Sombras."
Clary había
estado alli, cuando Sebastian creo al primero de los Oscuros. Vio la oscuridad
en sus ojos, la furia con la que luchaban. Eso la aterrorizaba. “Ya no son
Cazadores de Sombras,” añadio en voz baja. “Ya no son personas.”
"Es dificil
creerlo si no lo haz visto," Alec añadio. "Y Sebastian solo cuenta
con un puñado. Una pequeña fuerza, dispersa — no quieren pensar que es en
realidad una amenaza. Y en el caso de que fuera una amenza, creen que es un
peligro para nosotros, los de Nueva York, en lugar de afectar a todos los
Cazadores de Sombras."
"En lo que
no se equivocan es que lo unico que a Sebastian le importa, es Clary,"
Jace dijo, y Clary sintio un escalofrio en la espalda, una mezcla de disgusto y
miedo. "El no tiene en verdad emociones. No como nosotros. Pero si las
tuviera, serían sobre ella. Y tambien las tiene sobre Jocelyn. Él la
odia." Se callo por un momento, pensativo. "Pero no creo que vaya a
atacar directamente aqui. Es … demasiado obvio."
"Espero que
le hayas dicho eso a la Clave," Simon dijo.
"Unas mil
veces" le contesto Jace. "No creo que tomen mucho en cuenta mis
comentarios"
Clary se vio las
manos. Ella había sido cuestionada por la Clave, como todos ellos; había dado
respuestas a todas sus preguntas. Había cosas sobre Sebastian que no les dijo,
a nadie se las habia dicho. Las cosas que el quería para ella.
No soñaba mucho
desde que regresaron de Burren con las venas de Jace llenas de fuego, pero
cuando tenía pesadillas, su hermano estaba alli.
"Es como
luchar contra un fantasma," Jace dijo "No pueden rastrear a
Sebastian, no pueden encontrarlo, tampoco a los Cazadores de Sombras que
convirtio."
"Estan
haciendo lo que pueden," Alec dijo. "Estan fortaleciendo las
salvaguardas alrededor de Idris y Alacante. Todas la salvaguardas, de hecho.
Hay docenas de expertos en la isla Wrangel" [2]
La isla Wrangel
era la base de todas las salvaguardas del mundo, los hechizos que protegian al
planeta, y a Idris en particular, de los demonios y de las invasiones
demoniacas. La red de salvaguardas no era perfecta, y los demonios de filtraban
de vez en cuando, pero Clary solo podía imaginar lo terrible de la situacion si
las salvaguardas dejaran de existir.
"Escuche
que mamá dijo que los brujos del Laberinto Espiral estaban buscando una manera
de revertir los efectos de la Copa Infernal," dijo Isabelle. "Por
supuesto que sería más fácil si tuvieran cuerpos que estudiar…"
Se quedo
callada; Clary sabía el porque. Los cuerpos de los Cazadores de Sombras Oscuros
muertos en la batalla de Burren habían sido llevados a la Ciudad de Hueso para
que los Hermanos Silenciosos los examinaran. Los Hermanos no tuvieron
oportunidad. Durante la noche los cuerpos se había descompuesto como si
llevaran decadas muertos. No hubo nada más que hacer que quemar los
restos.
Isaballe
encontro su voz de nuevo: “Y las Hermanas de Hierro estan produciendo armas al
máximo. Estamos recibiendo miles de cuchillos serafines,
espadas, chakhrams, de todo … forjadas en fuego celestial.” Miro a Jace.
En los días despues de la batalla en Burren, cuando el fuego corría dentro de
las venas de Jace con la violencia suficiente para hacerlo gritar del dolor,
los Hermanos Silenciosos lo examinaron una y otra vez, haciendo pruebas con
hielo y fuego, con metal bendito y hierro frio, buscando la manera de extraer
el fuego de su cuerpo, de contenerlo.
Pero no la
habían encontrado. El fuego de Gloriosa, siendo una vez capturado en la espada,
parecía no tener prisa en habitar otra, o de abandonar el cuerpo de Jace en
ningún tipo de recipiente. El Hermano Zacarías le contó a Clary que en los
primeros días de los Cazadores de Sombras, los Nefilim habían intentado
capturar el fuego celestial en un arma, algo que pudiera ser usado contra los
demonios. Nunca llegaron ha hacerlo y eventualmente los cuchillos serafines se
volvieron sus armas preferidas.
Al final los
Hermanos Silenciosos se rindieron. El fuego de Gloriosa se enredaba en las
venas de Jace como una serpiente, y lo mejor que podían esperar era que
aprendiera a controlarlo para que no lo destruyera.
El sonoro timbre
de un mensaje de texto llamo la atencion de Isabelle hacia su celular. “Mamá
dice que nos necesita en el Instituto de regreso ahora,” ella dijo “Hay una
reunión. Tenemos que estar allí.” Se puso de pie, quitándose la tierra de su
vestido. “Te invitaria a ella,” le dijo a Simon, “pero ya sabes, esta prohibido
por ser un no muerto y esas cosas”
"Eso ya lo
sabía". Simon dijo, poniendose tambien de pie. Clary se levanto y le
ofrecio su mano a Jace. La tomo y se paro.
"Simon y yo
vamos a ir de compras para Navidad" ella dijo "Y ninguno de ustedes
puede venir, porque vamos a comprar los regalos para ustedes."
Alec los vio con
horror. “Oh, dios. ¿Eso significa que tambien tengo que darles regalos a
ustedes?”
Clary movio la
cabeza “¿Los Cazadores de Sombras no festejan…..ya sabes, la Navidad?” Recordo
la estresante cena de Accion de Gracias en casa de Luke cuando Jace, al ser
requerido para cortar el pavo, ataco al ave con una espada hasta que no
quedaron más que hojuelas de pavo. Tal vez no lo hacían.
"Intercambiamos
regalos, para honrar el cambio de estaciones," Isabelle dijo.
"Existia una celebracion invernal sobre el Ángel. Se festejaba el día en
que los Instrumentos Mortales fueron entregados a Jonathan Shadowhunter. Pienso
que los Cazadores de Sombras se molestaron al ser excluidos de las
celebraciones mundanas, por eso muchos Institutosm hacen fiestas de Navidad. La
de Londres es muy famosa." Levanto los hombros. "No creo que la
vayamos ha tener … este año"
"Oh"
Clary se sentía terrible. Era obvio que no querrían celebrar la Navidad despues
de perder a Max. "Bueno, al menos dejen nos darles regalos. No necesitamos
de una fiesta o algo asi."
"Exacto"
Simon levanto los brazos. "Yo necesito comprar regalos para Januca. Esta
ordenado en la ley judía. El dios de los judíos es un dios enojón. Pero con una
buena politica sobre los regalos."
Clary le sonrio.
Él encontraba cada día que era más y más fácil decir la palabra “Dios”.
Jace suspiro y,
besó a Clary — un rápido beso de despedida en la frente, pero suficiente para
que se estremeciera. No poder tocar o besar a Jace de la manera correcta estaba
haciendo que quisiera salirse de su propia piel. Ella prometio que no le
importaba, que lo amaba aún cuando no pudieran tocarse de nuevo, pero en
realidad lo odiaba, el sentimiento de como encajaban físicamente de manera
perfecta. “Nos vemos luego,” Jace dijo “Voy a acompañar a Alec y a Izzy
—” nunca le importaría
"No, no lo
haras," Isabelle dijo de repente "Rompiste el celular de Alec. Esta
bien, eso era algo que todos queríamos hacer desde hace semanas —"
"ISABELLE"
Alec dijo
"Pero lo
importante aqui, es que eres su parabatai y eres el unico que no ha
ido a hablar con Magnus. Tienes que ir con él.”
"¿Y decirle
que exactamente?" Jace dijo "No con solo hablar puedes hacer que la
gente no rompa contigo … O tal vez si se puede" añadio rápidamente al ver
la expresión de Alec. "¿Quien sabe? Haré el intento"
"Gracias"
Alec le dio una palmada en el hombro a Jace. "He oido que puedes ser
encantador cuando te lo propones"
"He oido lo
mismo," Jace dijo, mientras trotaba hacia atrás. Incluso haciendo eso tenia
gracia, Clary pensó con tristeza. Y sexy. Definitivamente sexy. Ella levanto la
mano para despedirse a medias.
"Nos vemos
luego," le dijo. Si no es que
muero de frustración antes.
Los Frays nunca
fueron una familia religiosa, pero Clary amaba la Quinta Avenida durante la
época navideña. El aire olia como a nueces tostadas, y los escaparates
brillaban con plata y azul, verde y rojo. Este años había grandes y redondos
copos de nieve hechos de cristal colgados de las farolas, desviando el sol de
invierno en haces de luz dorada. Por no mencionar el gigantesco árbol del
Rockefeller Center. Este lanzaba su sombra cuando ella y Simón pasaban la
puerta de la pista de hielo, viendo a los turistas caerse mientras trataban de
navegar sobre el hielo.
Clary tenía un
chocolate caliente envuelto en sus manos, con el calor esparciéndose por su
cuerpo. Se sentía casi normal — con todo esto, pasear por la Quinta para ver
las tiendas y el árbol, había sido una tradición para ella y Simón desde que lo
podía recordar.
"Se siente
como los viejos tiempos, ¿verdad?" él dijo, haciendo eco de lo que ella
pensaba mientras metía su barbilla entre sus brazos cruzados.
Ella lo miró de
lado. Estaba vestido con una gabardina negra y una bufanda que enfatizaban la
palidez de su piel. Tenia una sombra oscura alrededor de los ojos, lo que
indicaba que no se había alimentado de sangre últimamente. Se veía como lo que
era — un vampiro hambriento y cansado.
Bueno, ella
penso. Casi como los viejos tiempos. ”Más personas a las que comprar
regalos,” dijo “Además esta la siempre traumatica pregunta de
que-le-debes-comprar-a-alguien-para-navidad-cuando-apenas-son-novios”
"Que darle
al Cazador de Sombras que lo tiene todo" Simon dijo con una sonrisa.
"Lo que más
le gusta a Jace son las armas, " Clary dijo. "Tambien le gustan los
libros, pero tienen una enorme biblioteca en el Instituto. O la música clásica
…" Tuvo una idea. Simón era un musico; incluso si su banda era terrible y
siempre estaba cambiando de nombre — ahora eran Souffle Letal — él sabia de
estas cosas. "¿Que le comprarias a alguien que le gusta tocar el
piano?"
"Un
piano"
“Simón"
"¿Un
metrónomo gigante que tambien pueda ser usado como un arma?"
Clary suspiro,
exasperada
"Partituras. Rachmaninoff es
complicado, pero a él le gustan los retos.”
"Buena
idea. Voy a ver si hay una tienda de música por aquí cerca." Clary, que ya
había terminado su chocolate caliente, lo tiro en un bote de basura y saco su
celular. "¿Tu que vas ha hacer? ¿Que le daras a Isabelle?"
"No tengo
ni la más mínima idea," Simón dijo. Estaban dirigiéndose a la avenida,
donde un flujo constante de peatones mirando a los escaparates llenaban la
calle.
"Oh, vamos.
Isabelle es sencilla."
"Es de mi
novia de quien hablas." Las cejas de Simón se juntaron. "Eso creo. No
estoy seguro. No hemos discutido eso. Me refiero a la relación,
claro."
"Simón de
verdad necesitan DLR"
"¿Que?"
"Definir la
relación. Que es, hacia donde va. ¿Son novios, solo quieren divertirse, ‘es
complicado’ o que? ¿Cuando le va ha decir a sus padres? ¿Tienen permiso para
ver a otras personas?"
Simón se puso
pálido. “¿Que? ¿En serio?”
"Hablo en
serio. Mientras tanto — ¡Perfume!" Clary tomó a Simón por el cuello de la
gabardina y lo arrastro a la tienda de cosmeticos. Era enorme por dentro, con estantes
llenos de botellas brillantes por todos lados. "Y algo inusual,"
dijo, caminando hacia el area de fragancias. "Isabelle no va ha oler como
cualquiera. Ella quiere oler como a higos, o vetiver, o —"
"¿Higos?
¿Los higos tienen un aroma?" Simon se veía horrorizado; Clary estaba a
punto de reirse cuando su celular vibro. Era su madre.
¿DÓNDE TE
ENCUENTRAS?
Clary rodó los
ojos y respondio el mensaje. Jocelyn seguia poniendose nerviosa cuando pensaba
que Clary estaba con Jace. A pesar de eso, como Clary le dijo, Jace era
probablemente el novio más seguro del mundo ahora que tenía prohibido 1) enojarse 2) hacer algo sexual 3)
cualquier cosa que le provocara un disparo de adrenalina.
Por otro lado,
él había sido poseído; ella y su mamá vieron como dejo que Sebastian amenazara
a Luke. Clary no había hablado del todo sobre lo que había visto en el
departamento que compartió con Jace y Sebastian durante esa breve época fuera
del tiempo; una mezcla de sueño y pesadilla. No le había contado a su mamá que
Jace había matado a alguien; existian cosas que Jocelyn no debía saber, cosas
que Clary no quería afrontar sola.
"Hay mucho
en esta tienda que se que le gustaria a Magnus," Simon dijo, mientras
tomaba una botella de cristal llena de purpurina suspendida en alguna clase de
aceite. "¿Esta en contra de alguna clase de regla que le compres un regalo
a la persona que acaba de romper con tu amigo?"
"Depende.
¿Es Magnus más amigo tuyo o Alec?"
"Alec
recuerda mi nombre," le respondio Simón, y puso la botella en su lugar.
"Y me siento mal por él. Entiendo porque Magnus lo hizo, pero Alec esta
tan destrozado. Pienso que si alguien te ama, deben de perdonarte, si de verdad
estas arrepentido."
"Creo que
depende lo que hayas hecho," Clary dijo. "No me refiero a Alec — en
general. Estoy segura de que Isabelle te perdonaria cualquier cosa."
añadio rápidamente.
Simon la vio
dudoso.
"No te
muevas" ella le dijo, poniendo una botella cerca de la cabeza de Simón.
"En tres minutos oleré tu cuello."
"Bueno, no
me lo esperaba," Simon dijo. "Te ha tomado mucho tiempo hacer tu
movida, Fray, dejame decirte."
Clary no se
molesto en pensar una respuesta; seguía pensando sobre lo que dijo Simón sobre
el perdón, recordando a alguien más con otra voz, y rostro y ojos. Sebastian y
ella sentados en una mesa en Paris.
¿Crees que me
puedes perdonar? Me refiero, ¿piensas que existe el perdón para personas como
yo?
"Hay cosas
que no se pueden perdonar nunca ," dijo. "Nunca perdone a
Sebastian."
"Tu no lo
quieres."
"No, pero
es mi hermano. Si las cosas fueran diferentes —-" Pero no eran
diferentes. Clary abandono ese pensamiento, y se inclino para inhalar el
aroma.”Hueles como a higos y chabacanos.”
"¿De verdad
piensas que Isabelle quiere oler como un plato de fruta seca?"
"Tal vez
no," Clary tomó otra botella. "Entonces, ¿que harás?"
"¿Cuando?"
Clary levanto la
vista, preguntándose la diferencia entre una azucena y una rosa regular [3],
para ver a Simón confundido con sus ojos marrones. Ella dijo, “Bueno, no puedes
vivir para siempre en el departamento de Jordan, ¿o si? Esta la
universidad…
"Tu no vas
a ir a la universidad," dijo él
"No, pero
soy una Cazadora de Sombras. Seguimos estudiando después de los dieciocho,
vamos a otros Institutos — esa es nuestra universidad."
"No me
gusta pensar en que te vas a ir." Metió las manos en los bolsillos de la
gabardina. "Yo no puedo ir a la universidad," dijo. "Mi mamá no
creo que vaya a pagar por ello, y no puedo obtener un prestamo estudiantil en
el banco. Legalmente estoy muerto. Y ademas, ¿cuanto tiempo le tomara a todos
en la escuela darse cuenta que estan creciendo y yo no? Los chicos de dieciséis
años no se ven como universitarios, por si no lo habías notado."
Clary bajo la
botella. “Simón …”
"Tal vez
debería de llevarle algo a mi mamá," dijo con amargura. ¿Que dice ‘gracias
por sacarme de la casa y pretender que estoy muerto’?"
"¿Orquideas?"
Pero Simon ya no
tenía ganas de seguir con el chiste. “Tal vez ya no es como en los viejos
tiempos,” dijo. “Yo te hubiera comprado lápices de colores, pinturas, pero ya
no dibujas, ¿o si?; excepto con tu estela. No dibujas y yo no respiro. Creo que
ya no es como el año pasado.”
"Tal vez
deberías hablar con Rafael," Clary dijo.
“¿Rafael?”
"El sabe
como los vampiros viven," le respondio. "Como forman una vida, como
ganan dinero, la manera de obtener departamentos — el sabe de eso. Podría
ayudarte."
"Podría
pero no lo haría" dijo Simon con el ceño fruncido. "No he oido de los
del hotel Dumort desde que Maureen ocupo el lugar de Camille. Se que Rafael es
el segundo al mando. Estoy seguro de que piensan que todavía tengo la Marca de
Caín; de otra manera ya hubieran enviado a alguien por mi. Cuestion de
tiempo."
"No. Ellos
saben que no te pueden tocar. Sería una guerra con la Clave. El Instituto fue
muy claro," dijo Clary. "Estas protegido"
"Clary,"
Simon dijo. "Ninguno de nosotros esta protegido."
Antes de que
Clary pudiera responder, escucho a alguien gritando su nombre; a pesar de estar
confundida, levanto la cabeza y vio a su mamá abriendose paso a traves de una
multitud de compradores. En la ventana podía ver a Luke, esperando afuera en la
acera. En su camisa de franela se veía fuera de lugar junto a los elegantes
neoyorquinos.
Libre de la
multitud, Jocelyn los alcanzo y puso sus brazos alrededor de Clary. Clary miro
sobre el hombro de su madre, a Simón. Él levanto los hombros. Finalmente
Jocelyn la solto y camino un paso atrás. “Estaba tan preocupada de que algo te
hubiera pasado —”
"¿En
Sephora?" Clary le dijo.
Las cejas de
Jocelyn se juntaron. “¿No sabías? Pensé que Jace ya te había mandado un
mensaje”
Clary sintio un
frío repentino en sus venas, como si hubiera bebido agua congelada. “No. Yo —
¿que esta pasando?”
"Lo lamento
Simón," Jocelyn dijo. "Pero Clary y yo debemos ir al Instituto en
este momento."
No mucho había
cambiado en el departamento de Magnus desde la ultima vez que Jace estuvo allí.
La misma entrada pequeña y una bombilla amarilla. Jace uso una runa de Apertura
para abrir la puerta principal, subio las escaleras de dos en dos y toco el
timbre de Magnus. Más seguro que usar otra runa, ya que lo pensaba. Despues, de
todo Magnus podría estar jugando videojuegos desnudo, o cualquier otra cosa.
¿Quien sabía lo que hacían los brujos en su tiempo libre?
Jace volvio a
presionar el timbre, esta vez sin soltar el botón. Dos zumbidos más y Magnus
abrio la puerta, furioso. Estaba vestido con una bata de seda negra sobre una
camisa blanca y pantalones de tweed; estaba descalzo. Su oscuro cabello estaba
revuelto y tenía un poco de barba en el mentón. “¿Que haces aqui?” le
demando.
"Vaya,
vaya" dijo Jace. "Que poco acogedor"
"Es por que
no eres bienvenido"
Jace levanto una
ceja. “Pense que éramos amigos”
"No. Tu
eres amigo de Alec. Alec era mi novio, por lo que te tenía que aguantar. Pero
como ya no es mi novio, ya no tengo que tratar contigo. Ninguno de ustedes
parece entenderlo. Tu debes ser el que — ¿cuarto? — en venir a
molestarme." Magnus conto con sus largos dedos. "Clary.Isabelle.Simon
—"
"¿Simon
vino aqui?"
"Pareces
sorprendido"
"No pense
que estaba interesado en tu relacion con Alec"
"Yo no
tengo una relacion con Alec," Magnus dijo sin sentimiento, pero Jace ya
había pasado junto a él y estaba en su sala de estar, mirando curioso
alrededor.
Una de las cosas
que a Jace siempre le habían gustado secretamente del apartamento de Magnus era
que raramente se veía de la misma manera dos veces. Algunas veces era un grande
y moderno loft. Otras veces se veía como un burdel francés, o un fumadero de
opio victoriano, o el interior de una nave espacial. Aunque, en estos momentos,
era desordenado y oscuro.
Pilas de viejos
cartones de comida china llenaban la mesa de centro. Presidente Miau estaba
tumbado en la alfombra de trapo, las cuatro patas saliendo hacia fuera delante
de él como un venado muerto.
“Huele como a
corazón roto aquí,” dijo Jace.
“Esa es la
comida china.” Magnus se lanzó al sofá y estiró sus largas piernas. “Continua,
acaba de una vez. Di lo que sea que hayas venido aquí a decir.”
“Pienso que
deberías de regresar con Alec,” dijo Jace.
Magnus puso los
ojos hacia el techo. “¿Y por qué es eso?”
“Porque él es
miserable,” dijo Jace. “Y lo siente. Siente haber hecho lo que hizo. No lo
volverá a hacer.”
“Oh, ¿No volverá
a salir a escondidas con una de mis ex’s planeando acortar mi vida de nuevo?
Muy noble de su parte.”
“Magnus—“
“Además, Camille
está muerta. Él no lo puede hacer otra vez.”
“Tú sabes a lo
que me refiero,” dijo Jace. “Él no te volverá a mentir, o engañarte, o
esconderte cosas o sea lo que sea por lo cual en realidad estás molesto.” Se
dejó caer sobre una silla de cuero lateral y levantó una ceja. “Así que?”
Magnus rodó
sobre su costado. “¿A ti que te importa si Alec es miserable?”
“¿Que qué me
importa?” dijo Jace, tan fuerte que Presidente Miau se sentó de golpe como si
lo hubieran dado descargas eléctricas. “Por supuesto que me importa Alec; es mi
mejor amigo, mi parabatai. Y está infeliz. Y tú también, por el aspecto de
las cosas. Recipientes de comida rápida por todos lados, no has hecho nada para
arreglar el lugar, tu gato parece muerto—“
“Él no está
muerto.”
“Me importa
Alec,” dijo Jace fijando en Magnus una mirada inquebrantable. “Me preocupo más
por él de lo que me preocupo por mí mismo.”
“¿No has pensado
alguna vez,” reflexionó Magnus, pelando un poco el barniz de una uña, “que todo
el asunto de los parabatai es más bien cruel? Tú puedes escoger
tu parabatai, pero después no puedes nunca des escogerlos. Incluso si
se vuelven contra ti. Mira a Luke y a Valentine. Y aunque
tu parabatai es la persona más cercana a ti en todo el mundo en
algunas maneras, no te puedes enamorar de ellos. Y si ellos mueren, una parte
de ti muere también.”
“¿Cómo sabes
tanto de los parabatai?”
“Conozco a los
Cazadores de Sombras,” dijo Magnus, dándole palmadas al sofá al lado de él para
que Presidente Miau saltara para arriba de las almohadas y empujara su cabeza
contra Magnus. Los dedos largos del brujo se sumergieron en el pelaje del gato.
“Lo he hecho por mucho tiempo. Son criaturas extrañas. Por un lado son todo
frágil nobleza y humanidad, y por el otro todo el fuego descuidado de los
ángeles.” Sus ojos parpadearon hacia Jace. “Especialmente ustedes, Herondale,
pues tienen el fuego de los ángeles en su sangre.”
“¿Has sido amigo
de Cazadores de Sombras antes?”
“Amigos,” dijo
Magnus. “¿Qué significa eso, realmente?”
“Tú sabrías,”
dijo Jace “si hubieras tenido alguno. ¿Tienes? ¿Tienes amigos? Me refiero,
además de las personas que vienen a tus fiestas, La mayoría de las personas te
tienen miedo, o parecen deberte algo, o dormiste con ellos alguna vez, pero
amigos—No te veo teniendo muchos de esos.”
“Bueno, esto es
nuevo,” dijo Magnus. “Ninguno del resto de tu grupo ha intentado insultarme.”
“¿Está
funcionando?”
“Si te refieres
a que súbitamente me siento obligado a regresar con Alec, no,” dijo Magnus. “He
desarrollado un extraño antojo por pizza, pero eso puede no estar relacionado.”
“Alec dijo que
tú hacías eso,” dijo Jace. “Desviar preguntas sobre ti con bromas.”
Magnus estrechó
los ojos. “¿Y soy el único que hace eso?”
“Exactamente,”
dijo Jace. “Tómalo de alguien que sabe. Odias hablar sobre ti mismo, y
prefieres hacer enojar a la gente que ser compadecido. ¿Cuántos años tienes,
Magnus? La verdadera respuesta.”
Magnus no dijo
nada.
“¿Cuáles son los
nombres de tus padres? ¿Cuál es el nombre de tu padre?”
Magnus lo
fulminó con la mirada de sus ojos verdes-dorados. “Si quisiera acostarme en un
sillón y quejarme con alguien sobre mis padres, contrataría un psiquiatra.”
“Ah,” dijo Jace.
“Pero mis servicios son gratis.”
“Eso he
escuchado sobre ti.”
Jace sonrió y se
deslizó en su silla. Había una almohada con un motivo de la bandera de
Inglaterra sobre la otomana. La agarró y la puso detrás de su cabeza. “No tengo
ningún otro lado donde estar. Puedo sentarme aquí todo el día.”
“Genial,” dijo
Magnus. “Voy a tomar una siesta.” Se estiró por una cobija arrugada tirada en
el piso, justo cuando sonó el teléfono de Jace. Magnus miró, detenido a la
mitad, mientras Jace buscaba entre sus bolsillos y abría el teléfono.
Era Isabelle.
“¿Jace?”
“Sí. Estoy en
casa de Magnus. Creo que estoy haciendo algunos avances. ¿Qué pasa?”
“Regresa,” dijo
Isabelle, y Jace se sentó estirado, la almohada cayendo al suelo. Su voz estaba
muy tensa. Podía oír la agudeza de ésta. Como las notas producidas por un piano
mal afinado. “Al Instituto. Inmediatamente, Jace.”
“¿Qué es?” él
preguntó. “¿Qué ha pasado?” Y vio a Magnus sentarse también, la cobija
cayéndose de su mano.
“Sebastián,”
dijo Isabelle.
Jace cerró los
ojos. Vio sangre dorada, y plumas blancas esparcidas por el piso de mármol.
Recordó el apartamento, un cuchillo en sus manos, el mundo a sus pies, el
agarre de Sebastián en su muñeca, esos ojos negros impenetrables viéndolo con
oscura diversión. Había un zumbido en sus oídos.
“¿Qué pasa?” La
voz de Magnus atravesó por los pensamientos de Jace. Se dio cuenta que ya
estaba en la puerta, el teléfono de vuelta a su bolsillos. Se volteo. Magnus
estaba detrás de él, su expresión rígida. “¿Es Alec? ¿Está bien?”
“¿Y a ti qué te
importa?” dijo Jace, y Magnus se estremeció. Jace creía que no había visto
ninguna vez estremecerse a Magnus. Fue la única cosa que impidió que Jace
azotara la puerta en la salida.
Había docenas de
abrigos y chamarras desconocidas colgando en la entrada del Instituto. Clary
sintió el apretado zumbido de la tensión en sus hombros mientras se
desabrochaba su propio abrigo de lana y lo colgaba de uno de los ganchos que
corrían a lo largo de las paredes.
“¿Y Maryse no
dijo sobre qué era esto?” preguntó Clary. Los bordes de su voz se habían vuelto
finos por la ansiedad.
Jocelyn había
desenredado una larga bufanda gris de su cuello, y apenas y miró cuando Luke la
tomó de ella y la colocó en un gancho. Sus ojos verdes se lanzaban por la
habitación, tomando desde la puerta del elevador, por encima el techo arqueado,
los murales gastados de hombres y ángeles.
Luke sacudió la
cabeza. “Sólo que había habido un ataque en la Clave, y que nosotros
necesitábamos estar aquí tan rápido como fuera posible.”
“La parte de
‘nosotros’ es la que me preocupa.”
Jocelyn se hizo
un moño en la parte de atrás de la cabeza, y lo aseguró con sus dedos. “No he
estado en un Instituto en años. ¿Por qué me quieren aquí?”
Luke apretó su
hombro tranquilizadoramente. Clary sabía lo que Jocelyn temía, lo que todos
temían. La única razón por la que la Clave querría a Jocelyn sería si había
noticias de su hijo.
“Maryse dijo que
estarían en la biblioteca,” dijo Jocelyn. Clary condujo el camino. Podía
escuchar a Luke y su madre hablar detrás de ella, y el suave sonido de sus
pisadas, las de Luke más lentas de lo que alguna vez habían sido. No se había
recuperado completamente de la herida que casi lo había matado en Noviembre.
Tú sabes por qué estás aquí, no es así, sopló una suave voz en la parte posterior de su cabeza. Sabía que
no estaba ahí realmente, pero eso no ayudaba. Ella no había visto a su hermano
desde la pelea en Burren, pero lo había cargado en una parte pequeña de su
mente, un intruso, un fantasma no bienvenido.
Por mí. Tú siempre supiste que yo no me había ido para
siempre. Te dije que iba a pasar. Lo escribi para ti.
Erchomai.
Ya voy.
Habían llegado a
la biblioteca. La puerta estaba abierta a la mitad, y el barbullo de voces se
derramaba a través. Jocelyn pausó por un momento, su expresión se endureció.
Clary puso su
mano en la manija. “¿Estás lista?” No se había dado cuenta hasta ese momento de
lo que su madre estaba usando: jeans negros, botas, y una playera de cuello de
tortuga negra. Como si, sin pensar en ello, se hubiera puesto lo más cercano
que tenía a un uniforme de combate.
Jocelyn asintió
hacia su hija.
Alguien había
empujado hacia atrás todo el mobiliario de la biblioteca, despejando un espacio
grande en la mitad del cuarto, justo sobre el mosaico del Ángel. Una mesa
masiva se había colocado ahí, una enorme losa de mármol balanceada encima de
dos ángeles de piedra arrodillados.
Alrededor de la
mesa estaban sentados los miembros de la Cónclave. A algunos miembros, como
Kadir y Maryse, Clary los conocía por el nombre. Otros sólo eran caras
familiares. Maryse estaba parada, contando nombres en sus dedos mientras decía
en voz alta. “Berlín,” ella dijo. “Sin sobrevivientes. Bangkok. Sin
sobrevivientes. Moscú. Sin sobrevivientes. Los Ángeles—“
“¿Los Ángeles?”
dijo Jocelyn. “Esos eran los Blackthorns. ¿Están—“
Maryse miró
sobresaltada, como si no se hubiera dado cuenta que Jocelyn había entrado. Sus
ojos azules recorrieron a Luke y Clary. Se veía exhausta y agotada, su cabello
peinado severamente hacia atrás, una mancha—¿vino rojo o sangre?—en la manga de
su chaqueta a la medida. “Hubo sobrevivientes,” ella dijo. “Niños. Están en
Idris ahora.”
"Helen,"
dijo Alec, y Clary penso en la chica que lucho con ellos en la batalla de
Burren contra Sebastian. La recordaba de cuando estuvo en el Instituto, con un
chico de cabello negro que la tomaba de la muñeca. Mi hermano,
Julian.
"La novia
de Aline," Clary dijo sin pensarlo, y vio al Conclave mirarla con una
hostilidad finamente disfrazada. Siempre lo hacían, como si ella fuera y
representara algo que no les permitía verla. La hija de Valentine. La hija de Valentine "¿Esta ella
bien?"
"Se
encontraba en Idris, con Aline," dijo Maryse. "Sus hermanos y
hermanas menores sobrevivieron, aunque parece que hay un problema con el
hermano mayor, Mark"
"¿Un
problema?" dijo Luke. "Maryse, ¿que es exactamente lo que
ocurre?"
"Creo que
no sabremos al historia completa hasta que lleguemos a Idris," dijo
Maryse, alisando el de por si liso cabello. "Pero ha habido ataques,
varios en el curso de dos noches, en seis Institutos. No estamos seguros de
como entraron en los Institutos, pero sabemos que —"
"Sebastian,"
dijo la mamá de Clary. Tenía las manos metidas en los bolsillos de su pantalón
negro, pero sospechaba que si no fuera así, Clary podría ver las manos de su
mamá cerradas en puños.
"Ve directo
al grano, Maryse. Mi hijo. No creo que me hubieras convocado aquí si él no
fuera el responsable. ¿O si?" Los ojos de Jocelyn se encontraron con los
de Maryse, y Clary se pregunto si así eran las dos cuando se encontraban en el
Círculo, las personalidades agresivas de ambas chocando una con otra, creando
chispas.
Antes de que
Mayse hablara, la puerta se abrió y Jace entró. Tenía el cabello despeinado por
el viento frío. Sus manos estaban sin guantes, las puntas de los dedos rojas
por el clima, marcadas por runas viejas y nuevas. Vio a Clary y le sonrío
rapidamente antes de sentarse en una silla apoyada en la pared.
Luke, como
siempre, se movio para hacer paz. “¿Maryse? ¿Es Sebastian responsable?”
Maryse tomo un
profundo respiro. “Si, si fue él. Y contaba con los Oscuros.”
"Claro que
fue Sebastian," dijo Isabelle. Se había quedado viendo la mesa, pero ahora
levanto la cabeza. Su cara era una mascara de odio y furia. "El dijo que
venía: bueno, ahora ya ha llegado."
Maryse suspiro.
“Asumimos que iba a atacar Idris. Eso es lo que la informacion nos indicaba. No
los Institutos.”
"Por lo que
él hizo lo que menos esperaban," dijo Jace. "El siempre hace lo que
menos se espera. Tal vez la Clave debería tener un plan para eso." Jace
bajo de volumen su voz. "Se los dije. Les dije que él buscaria más
soldados."
"Jace,"
le respondio Maryse. "No estas ayudando"
"No estaba
intentando hacerlo"
"Yo hubiera
pensado que atacaría aquí primero," dijo Alec. "Por lo que Jace dijo,
y la verdad — todo el que ama u odia esta aquí."
"El no ama
a nadie," Jocelyn dijo molesta.
"Mamá,
detente," Clary dijo. Su corazón estaba latiendo con fuerza hasta hacerla
sentir enferma, pero al mismo tiempo tenía una extraña sensacion de alivio.
Todo este tiempo esperando a que Sebastian llegara, y ahora ya había llegado.
La espera había terminado. La guerra empezaría. "¿Entonces que se supone
que haremos? ¿Fortificar el Instituto? ¿Escondernos?"
"Dejame
adivinar," dijo Jace, su voz resumando sarcasmo. "La Clave convoco a
un Consejo. Otra reunion."
"La Clave
ha ordenado una evacuacion inmediata," dijo Maryse, y con eso todos se
quedaron en silencio, incluso Jace. "Todos los Institutos deben de
vaciarse ahora. Todos los Conclaves deben regresar a Alacante. Las salvaguardas
serán reforzadas a partir de mañana. Nadie podrá salir o entrar de allí."
Isabelle tragó
“¿Cuando nos vamos de Nueva York?”
Maryse se puso
recta. Algo de su cabello despeinado estaba en su espalda, su boca era una linea,
con la mandibula fija llena de determinacion. “Vayan y empaquen,” ella dijo.
“Nos vamos esta noche.”
[1] (Nota del traductor: Cassandra usa el
texto en ingles de la King James Bible, pero cometio un error al citar la
frase, ella en el texto original dice que es Ezequiel 28:14)
[2] (Nota del traductor: la isla Wrangel
es una pequeña isla localizada en el Noreste de Rusia, no se debe confundir con
la Isla Wrangell en Alaska)
[3] (Nota del traductor: en
ingles a la azucena se le llama tuberose y a la rosa regular rose, por lo que
Clary se confundió)
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