martes, 1 de julio de 2014

Prologo de COHF

Agradecimientos 
Aquellos a los que amo, saben que los quiero.
Esta vez quiero agradecer a mis lectores, que se han quedado conmigo a través de esta épica montaña rusa durante la saga, pasando por cliffhangers, angustias y sentimientos. 
No lo cambiaría por nada por todo el purpurina del apartamento de Magnus. 

En Dios resulta gloria, mas si lo anhela el hombre
no es sino una chispa del fuego celestial.
—— John Dryden, “Absalom and Architopel" 

Prologo – Cayendo como la lluvia

Instituto de Los Ángeles, Diciembre 2007
Él día que los padres de Emma Carstairs fueron asesinados, el clima era perfecto. 
Por un lado, el clima de Los Ángeles era perfecto casi todos los días. La mamá y el papá de Emma la dejaron una mañana de invierno en el Instituto que se encontraba en las montañas al lado de la Ruta de la Costa del Pacifico con vistas al océano azul. El cielo era un domo sin nubes que se extendía desde las montañas Palisades hasta las playas de Point Dume.
Un reporte había llegado la noche anterior, sobre actividad demoníaca en las cuevas de la playa Leo Carrillo. Los Carstairs habían sido respondido al llamado. Más tarde Emma recordó a su madre cuando se acomodó un cabello suelto detrás de la oreja mientras ofrecía dibujar una runa Impertérrita a su esposo, y John Carstairs riendo y diciendo que no estaba seguro de confiar en runas recien creadas. El estaba cómodo con lo que se encontraba en el Libro Gris, muchas gracias. 
En este momento, sin embargo, Emma estaba impaciente con sus padres, abrazándolos rápidamente antes de subir corriendo los escalones del Instituto, con su mochila golpeándole los hombros mientras sus padres se despedían. 
Emma amaba que podía entrenar en el Instituto. No solo su mejor amiga, Julian, vivia alli, pero ella sentia que estaba volando sobre el oceano cuando entraba. Era una estructura masiva de madera y piedra al final de un camino de guijarros que se incrustaba en las montañas. Cada cuarto, cada piso, tenía vistas al oceano, a las montañas y al cielo, extensos paisajes de azul, verde, y dorado. El sueño de Emma era escalar hasta el techo con Jules — pero ya las habían atrapado sus padres — para ver si se podía llegar a ver hasta el desierto en el sur. 
Las puertas de la entrada ya la conocian y se abrieron facilmente con su toque familiar. La entrada y los pisos inferiores se encontraba lleno de Cazadores de Sombras adultos, llendo y viniendo. Alguna clase de junta, Emma trato de adivinar. Llego a ver al padre de Julian, Andrew Blackthorn, jefe del Instituto, en medio de la multitud. 
Sin ganas de ser detenida por saludar, se escabullo hacia el probador en el segundo piso, donde cambio sus jeans y playera de manga corta por ropa de entrenamiento — camisa ancha, pants de algodon y lo más importante: la espada sobre su hombro. 
Cortana. Su nombre significaba simplemente “espada corta”, pero no era corta para Emma. Era del largo de su antebrazo, con metal brillante y la hoja grabada con las palabras que nunca fallaban en provocarle un escalofrio en la espalda: Yo soy Cortana, del mismo acero y temple que Joyeuse y Durendal. Su padre le había explicado lo que esto significaba cuando le puso el arma por primera vez en las manos a los diez años. 
"Puedes usarla para entrenar hasta que tengas dieciocho años, cuando se volvera de tu propiedad" John Carstairs dijo, mientras sonreia al tocar el grabado. "¿Sabes lo que esto significa?"
Ella había negado con la cabeza. “Acero” si era algo que entendia, pero “temple” no. Temple significaba enojo, algo que su padre siempre le advertía que se debía controlar. ¿Pero que tenía en relacion con las espadas? 
"Sabes de la familia Wayland" el dijo "Eran famosos forjadores de armas antes que las Hermanas de Hierro se dedicaran ha hacer todas las espadas de los Cazadores de Sombras. Wayland el Herrero hizo a Excalibur y Joyeuse, las espadas de Arturo y Lancelot, ademas de Durendal, la espada del heroe Ronald. Y tambien forjaron esta espada, del mismo acero. Todo el acero debe ser templado — tratado con mucho calor, casi lo suficiente para que se derrita la hoja o se destruya el metal — para hacerlo más fuerte." Le beso la frente. "Los Carstairs han llevado esta espada desde generaciones. La inscripcion nos recuerda a los Cazadores de Sombras que somos las armas del Ángel. Templa nos con el fuego y nos volvemos más fuertes. Cuando sufrimos, nosotros sobrevivimos,"
Emma apenas podía esperar los seis años que faltaban para que cumpliera los dieciocho, cuando pudiera viajar por el mundo luchando contra  los demonios, cuando se viera templada por el fuego. Se acomodo la espada y salio del probador, imaginandose como sería.
En su imaginacion se encontraba en los acantilados sobre el mar de Point Dume, peleando contra una jauría de demonios Raum con Cortana. Julian estaba con ella, por supuesto, con su arma favorita, la ballesta.
En la mente de Emma, Jules siempre estaba alli. Emma lo conocia desde que tenía memoria. Los Blackthorn y los Carstairs siempre habían sido cercanos, y Jules era solo unos meses mayor; literalmente ella nunca había vivido en un mundo sin el. Aprendieron a nadar en el mar juntos, cuando eran bebés. Aprendieron a caminar y a correr juntos. Había sido cargada por los brazos de su padre y protegida por el hermano y la hermana mayor de Julian cuando se portaba mal.
Y se portaban mal frecuentemente. Pintar al gato blanco de los Blackthorn — Oscar — con un tinte azul brillante había sido idea de Emma cuando ambos tenían siete. Julian se había hechado la culpa; casi siempre lo hacia. Despues de todo, ella era hija unica y el era uno de siete; sus padres se olvidarian del enojo más rapido que los de ella. 
Recordaba cuando la madre de él murió, despues de que Tavvy nació, y como Emma apreto la mano de Jules mientras el cuerpo era quemado en los cañones y el humo subia hacia el cielo. Recordaba que él habia llorado, y de como los niños lloraban diferente a las niñas con sollozos horribles que sonaban como si los arrastraran con ganchos. Tal vez era peor para ellos, ya que se suponia que no debían de llorar. 
"¡Oof!" Emma se tambaleo; estaba tan perdida en su pensamiento que choco de frente con el papá de Julian, un hombre alto con el mismo cabello castaño despeinado de la mayoria de sus hijos. "¡Lo siento, señor Blackthorn!"
Sonrio. “Nunca vi a nadie tan emocionado por llegar a sus lecciones” dijo mientras ella corria por el pasillo. 
El salón de entrenamiento era uno de los cuartos favoritos de Emma, Ocupaba casi un piso completo, y los muros del este y el oeste eran de cristal. Podías ver el mar azul desde cualquier ángulo. La curva del horizonte era visible de norte a sur, con el agua sin fin del Pacifico extendiendose hacia Hawaii. 
En el centro del piso de madera estaba la tutora de la familia Blackthorn. una mujer ruda llamada Katerina, que se encontraba enseñando a los gemelos a lanzar cuchillos. Livvy seguía las instrucciones como siempre lo hacía, pero Ty se resistía. 
Julian, con su uniforme ligero de entrenamiento, estaba recostado cerca de la ventana oeste, hablando con Mark, que tenía su cabeza enterrada en un libro y trataba de ignorar a su medio hermano menor. 
"¿No crees que Mark sea un nombre extraño para un Cazador de Sombras?" Julian estaba diciendo mientras Emma se acercaba. "Yo opino, si es que lo piensas asi. Es confuso. Ponme una runa, Mark".  Mark levanto su cabeza rubia y miro a su hermano. Julian estaba jugando con una estela en su mano. La sostenía como un pincel, algo que a Emma siempre le enojaba. Se suponia que sostenías la estela como una estela, como si fuera una extension de tu mano, no como la herramienta de un artista. 
Mark suspiro exageradamente. Con sus dieciséis era lo suficiente mayor para tomar todo lo que hacían Emma y Julian como molesto o ridiculo. “Si te molesta, puedes llamarme por mi nombre completo” le contesto. 
"¿Mark Antony Blackthorn?" Julian arrugo la nariz. "Toma mucho tiempo decirlo. ¿Que pasaría si nos ataca un demonio? Para cuando estuviera a la mitad de pronunciarlo, ya estarías muerto"
"¿Ahora tu me salvas a mi?" Mark le pregunto "Deja de imaginar cosas" 
"Podria pasar" Julian, molesto por la respuesta, se sento. Su cabello se asentaba en mechones despeinados por toda su cabeza. Su hermana mayor Helen siempre lo atacaba con cepillos, pero no servian. El tenía el pelo de los Blackthorn, como su padre y la mayoría de sus hermanos y hermanas — ondulado, con el color del chocolate oscuro. El parecido de la familia siempre le sorprendia a Emma, quien apenas se veía como sus padres, al menos que tomaras en cuenta que su padre era rubio. 
Helen había estado en Idris desde hace meses con su novia, Aline; ya habían cambiado anillos familiares y tenían una relacion seria, según los padres de Emma. Lo cual significaba que se miraban una a la otra de manera empalagosa. Emma decidio que si llegaba a enamorarse, no haria esa clase de miradas. Entendía que existiera un poco de controversia en que Helen y Aline fueran ambas mujeres, pero para ella no importaba y los Blackthorn parecían aceptar a Aline. Su presencia calmaba, y evitaba que Hellen se enojara. 
La ausencia de Hellen significaba que no había nadie que cortara el cabello de Jules, y la luz solar que entraba en el salón encendia los mechones como si fueran de oro.
Las ventanas del lado este mostraban la cadena de montañas que separaba el mar del Valle de San Francisco — secas y polvorosas montañas llenas de cañones, cactus y arbustos con espinas. Algunas veces los Cazadores de Sombras salían a entrenar, y Emma amaba esos momentos, amaba encontrar caminos secretos y cascadas escondidas y las lagartijas que descansaban en las rocas. Julian era un fanatico de dejar que las lagartijas subieran por su mano y se durmieran mientras les acariciaba la cabeza con su pulgar.
 ”¡Cuidado!” 
Emma se agacho antes de que una daga de madera pasara por donde había estado su cabeza y chocara contra la ventana, golpeando a Mark en la pierna al rebotar. Dejó su libro en el suelo y se levanto molesto. Tecnicamente Mark era supervisor secundario, apoyando a Katerina, pero preferia leer a enseñar. 
"Tiberius" Mark dijo "No me lances cuchillos" 
"Fue un accidente" Livvy se movio entre su gemelo y Mark. Tiberius tenía el pelo oscuro como Mark lo tenía claro, el unico de los Blackthorn — sin contar a Mark y Helen, debido a su sangre de Subterraneo — que no contaba con el cabello castaño y los ojos verde azules tipicos de la familia. Ty tenía pelo negro rizado y ojos grises como el hierro. 
"No, no lo fue" le contesto Ty "Estaba apuntandote" 
Mark respiro profundamnente y paso sus manos por el cabello, lo que hizo que se quedaran levantados como púas. Mark tenía los ojos Blackthorn, del color del verdigris, pero su pelo, como el de Helen; era un pálido rubio, como el que tenía su madre. El rumor decía que la mamá de Mark habia sido una princesa de la corte Seelie; y tuvo un amorio con Andrew Blackthorn del cual nacieron dos bebés que ella abandono en la puerta del Instituto de Los Ángeles la noche antes de desaparecer para siempre. 
El padre de Julian había tomado a estos niños medio hadas y los crio como Cazadores de Sombras. La sangre de Cazadores de Sombras era dominante, y a pesar de que el Concejo no lo veía con buenos ojos, aceptaban a niños medio Subterraneos en la Clave mientras pudieran soportar las runas. Tanto Helen como Mark habían sido Marcados a los diez años, y su piel si soporto la prueba; pero Emma sabía que el dibujarse una runa le causaba más dolor a Mark que ha un Cazador de Sombras común.
Desde hace poco notaba cosas sobre Mark — la manera peculiar en que la forma de su rostro de hada era hermosa, y de como se acomodaban sus hombros bajo la playera. No sabía porque estaba notando estas cosas, ni si le gustaba eso. Le daban ganas de golpear a Mark o de esconderse, a veces al mismo tiempo. 
"Te le quedaste viendo" Julian le dijo, mirando a Emma por sobre sus rodillas del uniforme manchado de pintura. 
Eso la regreso a la realidad “¿Viendo que?” 
"A Mark, de nuevo" Sonaba molesto 
"¡No digas nada!" Emma le dijo por lo bajo, y tomo su estela. El se la quito de regreso y una pelea comenzo. Emma rio mientras rodaba lejos de Julian. Había entrenado tanto tiempo con el que conocía cada movimiento que haría antes de que lo hiciera. El unico problema era que ella siempre le daba ventaja. El pensamiento de que alguien lastimara a Julian, la enfurecia; incluso si ella fuera la culpable. 
"¿Fue por lo de las abejas en tu cuarto?" Mark le pregunto cuando se acerco a Tiberius "Sabes porque nos teniamos que deshacer de ellas"
"Asumo que lo hiciste para frustrarme" Ty le dijo. Ty era pequeño para su edad — diez — pero contaba con el vocabulario y la dicción de un niño de ocho años. No decía mentiras usualmente, debido a que no entendía para que servían. No comprendía porque algunas de las cosas que hacia molestaban a la gente, y encontraba su enojo aterrador o divertido dependiendo de su humor. 
"Claro que no fue para frustrarte, Ty. Sabes que no se puede tener abejas en un cuarto —"
"¡Las estaba estudiando" Ty explico, con su cara pálida enrojecida "Era importante, y eran mis amigas; sabía lo que estaba haciendo" 
"Igual que en la ocasión que trajiste una serpiente de cascabel" Mark le dijo "A veces te quitamos las cosas porque no queremos que te lastimes; se que es dificil de entender, Ty, pero te queremos" 
Ty lo vio confundido. Sabía el significado de “te queremos”, y que era algo bueno; pero no entendia porque servia como una excusa para todo. 
Mark se agacho, con las manos en su rodilla, manteniendo sus ojos fijo en los ojos grises de Ty. “Mira, esto es lo que haremos …”
"¡Ha!" Emma se las había arreglado para dejar a Julian en el piso y quitarle su estela. Se rio, luchando debajo de ella, hasta que ella le inmovilizo el brazo en el suelo.
"Me rindo" dijo "Me rindo"
El se estaba riendo con ella, y Emma de repente se dio cuenta que la sensacion de estar sobre Julian era un poco extraña y de que, como Mark, su rostro estaba bien esculpido. Redonda e infantil, incluso familiar, pero ella podía casi ver como sería su rostro a futuro, cuando fuera mayor. 
El sonido del timbre del Instituto retumbo por el salón. Era un sonido suave, profundo como de campanas de iglesia. Desde afuera el Instituto se veía a los ojos mundanos como las ruinas de una vieja finca española. A pesar de haber señalamientos de PROPIEDAD PRIVADA  y ALEJESE DEL AREA, algunas veces las personas, mundanos con un poco de Vision, encontraban la manera de llegar a la puerta principal.
Emma se quito de encima de Julian y se acomodo la ropa. Dejo de reir. Julian se sento, apoyandose con las manos, sus ojos curiosos. “¿Esta todo bien?” dijo el.
"Me golpee el codo" mintio, y se giro para ver a los demas. Livvy estaba aprendiendo de Katerina la tecnica del lanzamiento de cuchillos y Ty discutiendo con Mark. Ella había sido la que le dio su apodo a Tiberius cuando nacio, debido a que cuando era una niña de año y medio no pudo pronunciar el nombre completo y dijo "Ty-Ty" en su lugar. A veces se preguntaba si el lo recordaba; era extraño, las cosas que la importaban a Ty y las que no. Nunca podía predecirlo. 
"¿Emma?" Julian se impulso hacia delante y todo parecio explotar a su alrededor. Hubo un subito destello inmenso de luz y el mundo fuera de las ventanas se torno blanco-dorado y rojo, como si el Instituto estuviera en llamas. Al mismo tiempo el suelo debajo de ellos se movia como un barco en altamar. Justo cuando Emma se movio para ver que pasaba un grito llego desde abajo — un horrible e irreconocible aullido. 
Livvy corrio hacia Ty, abrazandolo con sus brazos como si pudiera proteger su cuerpo con el de ella. Livvy era una de las pocas personas que podía tocar a Ty sin que le importara; el estaba con sus ojos abiertos, una de sus manos aferradas a la manga de su hermana. Mark ya estaba de pie; Katerina se encontraba pálida debajo de sus cabellos oscuros. “Quedense aqui” ella dijo a Emma y Julian, desenvainando su espada de su funda en la cintura. “Cuiden de los gemelos. Mark, ven conmigo”.
 ”¡No!” Julian dijo, moviendo sus pies nervioso “Mark —” 
"Estare bien, Jules" Mark dijo con una sonrisa tranquilizadora; ya tenía una daga en cada mano. El era rapido y hábil con los cuchillos, su punteria era perfecta. "Quedate con Emma" el dijo, señalando a los dos, y luego se fue junto con Katerina, la puerta del salón de entrenamiento cerrandose tras de ellos. 
Jules se acerco más a Emma, tomandole de la mano y ayudandola a levantarse; quería decirle que era completamente capaz de ponerse de pie por si sola, pero le dejo. Entendio su urgencia de sentirse util, de ayudar en algo. Otro grito vino del piso inferior; estaba tambien el sonido de vidrios rotos. Emma corrio hacia los gemelos, estaban petrificados de miedo, como pequeñas estatuas. Livvy estaba pálida; Ty se aferraba a su playera con fuerza. 
"Todo va a estar bien" Jules les dijo, poniendo su mano en los delgados hombros de su hermano. "Lo que sea…" 
"No tienes ni idea de lo que es" Ty le dijo rápidamente. "No puedes decir que todo estara bien. No lo sabes" 
Otro sonido llego hasta el salón. Era aún peor que un grito. Era un aullido terrible, salvaje, feroz. ¿Hombres lobo? Emma penso, pero conocia los aullidos de los hombres lobo; esto era algo mucho más oscuro y cruel. 
Livvy se pegó al hombro de Ty. Levanto su pequeña cara, sus ojos moviendose de Emma a Julian. “Si nos escondemos aqui” Ty dijo “y lo que sea que hay alla abajo nos encuentra, o lastima a mi hermana, sera tu culpa” 
Livvy se escondio detras de Ty; el habia hablado con tranquilidad pero Emma sabia que hablaba en serio. A pesar de su increible intelecto, de sus rarezas y su indiferencia hacia otras personas , el era inseparable de su gemela.
Si Livvy estaba enferma, Ty dormía en el suelo junto a la cama; si se lastimaba, el se asustaba y era lo mismo en el otro sentido. 
Emma vio las emociones encontradas en el rostro de Julian — sus ojos la buscaron y ella asintio. La idea de quedarse en el salón de entrenamiento y esperar que llegara lo que hacia esos sonidos le producia la sensacion de que le arrancaran la piel de los huesos. 
Julian cruzo el salón y regreso con una ballesta y un par de dagas. “Debes soltar a Livvy ahora, Ty” dijo, despues de un momento los gemelos se separaron. Jules le entrego a Livvy una daga y ofrecio la otra a Tiberius, que se le quedo viendo como si no la reconociera. “Ty” Jules dijo, bajando su mano “¿Porque tenías las abejas en tu cuarto? ¿Que es lo que te fascina de ellas?”
Ty no dijo una palabra 
"Te gusta la manera en la que trabajan en equipo, ¿verdad?" Julian continuo "Bueno, ahora es nuestro turno de trabajar juntos. Vamos hacia la oficina y enviaremos un mensaje a la Clave, ¿okay? Un mensaje de auxilio. Para que envien refuerzos para protegernos" 
Ty ofrecio su mano para que le entregara la daga. “Esa era la idea que le iba a proponer a Katerina y a Mark si me hubieran oido”
"Claro que lo sabias" Livvy dijo. Ella había aceptado la daga con más confianza que Ty y la sostenía como si supiera que hacer con ella. "Era eso en lo que él pensaba" 
"Ahora estaremos en silencio" Jules les dijo "Ustedes dos me seguiran hacia la oficina" Levanto la mirada y sus ojos encontraron los de Emma. "Emma va a ir por Tavvy y Dru, luego nos veremos en la oficina. ¿Okay?" 
El corazón de Emma se elevo y luego cayo como un ave marina. Octavius—Tavvy, el bebé, soló tenía dos años. Y Dru, de ocho, demasiado joven como para comenzar el entrenamiento fisico. Era obvio que alguien tenía que ir por ellos. Y los ojos de Jules se lo suplicaban, 
"Si" ella dijo "Eso es exactamente lo que voy a hacer" 

Cortana estaba amarrada en la espalda de Emma, un cuchillo listo en su mano, Se imagino la sensacion de que el metal estaba latiendo a traves de sus venas como un corazón mientras se movia por los corredores del Instituto, con la espalda pegada a la pared. 
De vez en cuando el pasillo se abria hacia una ventana, y la vista del mar azul, las montañas verdes y los apacibles nubes blancas le lastimaban. Penso en sus padres, en algún lugar de la playa, sin saber lo que ocurria en el Instituto. Deseo que estuvieran aqui, y al mismo tiempo estaba agradecida que no lo estuvieran. Al menos estaban seguros.
Se encontraba en la parte del Instituto que le era más familiar: las recamaras familiares. Pasó por el cuarto vacio de Helen, su ropa doblada y los muebles polvosos. Despues estaba el cuarto de Julian, conocido debido a dormir alli un millon de veces y el de Mark, con su puerta firmemente cerrada. El siguiente era el cuarto del señor Blackthorn y justo a su lado estaba el cuarto de los bebés. Emma tomo un profundo respiro y empujo la puerta con el hombro.  
Lo que vio en el cuarto pintado de azul hizo que sus ojos se ensancharan. Tavvy estaba en su cuna, con sus manos aferrandose al barandal, y sus mejillas rojas de tanto llorar. Drusilla se encontraba parada en frente de la cuna, con una espada — él Ángel sabia de donde la sacó — en su mano; apuntando directamente a Emma. La mano de Dru temblaba tanto que la espada bailaba, sus trenzas a cada lado de su cara, pero con una mirada de acero en sus ojos de Blackthorn: No te atrevas a tocar a mi hermano. 
"Dru" Emma le dijo lo más suave que pudo. "Drue, soy yo. Jules me envio por ustedes" 
Dru solto la espada y estallo en llanto. Emma paso junto a ella y sacó al bebé de la cuna con su brazo libre, apoyando su peso en la cadera. Tavvy era pequeño para su edad pero pesaba poco más de doce kilos; sonrio cuando la tomo del pelo. 
"Memma" dijo 
"Shush" Besó su cabeza. Olia como a talco de bebé y lágrimas. "Dru, sujetate a mi cinturón. ¿Okay? Vamos hacia la oficina. Estaremos seguros alli. 
Dru se agarro del cinturon de armas de Emma con sus diminutas manos; ya había parado de llorar. Los Cazadores de Sombras no lloraban mucho, incluso teniendo ocho años. 
Emma los llevo hacia el pasillo. Los sonidos de abajo eran peor ahora. Los gritos continuaban, los profundos aullidos, el sonido del vidrio quebrandose y la madera partiendose. Emma continuo moviendose, cuidando de Tavvy, murmurandole una y otra vez que todo estaría bien. Y había más ventanas, el sol brillando a traves de ellas, cegandola. 
Se cegó, por el sol y por el pánico; era la unica explicacion de porque se equivoco de pasillo. Giro en una esquina y en vez de estar en el pasillo que ella esperaba, se encontro con las escaleras que llevaban hacia el recibidor y a las grandes puertas dobles de la entrada. 
El recibidor estaba lleno de Cazadores de Sombras. Algunos, conocidos para ella por ser los nefilim del Conclave de Los Angeles estaban de negro, otros en uniformes rojos. Había filas de estatuas, ahora en el piso, rotas o hechas polvo. La ventana que daba hacia el mar se encontraba destrozada y había sangre y vidrios rotos por doquier. 
Emma sintio asco en su estomago. En el medio del recibidor estaba una alta figura en escarlata. Tenía cabello rubio pálido, casi blanco y su cara se veía como el rostro de marmól de Raziel, pero sin una pizca de misericordia. Sus ojos eran de carbón negro y en una de sus manos sostenía una espada estampada con estrellas; en la otra una copa de brillante adamas. 
La vision de la copa disparo algo en la mente de Emma. Los adultos no acostumbraban a hablar de politica cerca de los Cazadores de Sombras jovenes, pero ella sabia que el hijo de Valentine Morgenstern llevaba otro nombre y juró venganza contra la Clave. Sabía que él había hecho una copa inversa a la Copa del Ángle, que transformaba a los Cazadores de Sombras en criaturas demoniacas, llenas de maldad. Escucho al señor Blackthorn llamarlos los Oscuros; preferia morir antes de ser uno de ellos.
Este era él, entonces. Jonathan Morgenstern, el cual todos llamaban Sebastian — una figura de leyenda, una historia para asustar a los niños, en carne y hueso. Él hijo de Valentine.
Emma puso una mano en la cabeza de Tavvy, apretando su cara contra su hombro. No podía moverse. Sentía como si unas pesas de plomo estuvieran sujetas a sus pies. Todos alrededor de Sebastian eran Cazadores de Sombras en negro y rojo, y otros en capas negras — ¿eran también Cazadores de Sombras? No tenía idea — sus rostros estaban cubiertos, y también estaba Mark, con sus manos siendo sujetas detrás de su espalda por un Cazador de Sombras en uniforme rojo. Sus dagas estaban en el suelo, y había sangre en su ropa de entrenamiento.  
Sebastian levanto una mano y señalo con un largo dedo pálido “Tráiganla” dijo; hubo un susurro entra la multitud y el señor Blackthorn se adelanto, llevando a Katerina con él. Ella luchaba, golpeándolo con las manos, pero él era mucho más fuerte.  Emma miro sin poder creer el horror de lo que ocurría cuando el señor Blackthorn le puso de rodillas. 
"Ahora" dijo Sebastian con una voz como la seda "bebe de la Copa Infernal" y puso el borde de la copa entre los dientes de Katerina. Fue cuando Emma descubrió el origen del terrible aullido que había escuchado antes. Katerina trato de liberarse, pero Sebastian era muy fuerte; le empujo la copa separando sus labios, y Emma vio como ella jadeaba y tragaba el liquido. Se tambaleo y esta vez el señor Blackthorn la soltó; él estaba riendo y también Sebastian. Katerina cayo al suelo, su cuerpo sufriendo de espasmos y de su garganta salió un único grito — peor que un grito común, un aullido de dolor como si su alma arrancada de su cuerpo. 
Una risa cruzo el salón; Sebastian sonrió, y había algo horrible y bello sobre él, de la manera en que las serpientes venenosas y los tiburones blancos son horribles y bellos. Tenía un acompañante a cada lado, Emma notó, una mujer con cabello gris marrón, con un hacha en las manos y una figura alta cubierta por completo en una capa negra. Ninguna parte de su cuerpo era visible excepto sus botas oscuras que se veían debajo del dobladillo de su capa. Sólo su altura y la anchura hacían que pareciera un hombre. 
"¿Es el ultimo de los Cazadores de Sombras de aquí?" Sebastian pregunto 
"Hay un niño, Mark Blackthorn" dijo la mujer de pie cerca de él, levantando un dedo y señalando a Mark. "Parece que él es lo suficientemente adulto" 
Sebastian miro a Katerina, que ya no tenía espasmos y estaba inmovil, con su cabello oscuro enredado sobre su rostro. “Levantate, hermana Katerina” él dijo “Vé y trae aqui a Mark Blackthorn ante mi”  
Emma miro, sin poderse mover de su lugar, mientras Katerina se levantaba lentamente. Katerina había sido la tutora en el Instituto desde que Emma podía recordarlo; había sido su profesora cuando Tavvy nació, cuando la madre de Jules murió, cuando Emma comenzó con el entrenamiento físico. Les había enseñado sobre lenguajes, y vendado las cortadas y cuidado de los raspones y entregado sus primeras armas; era como de la familia, y ahora estaba de pie, con los ojos negros, evitando el desastre que había en el suelo y tomaba a Mark. 
Dru dio un grito ahogado, trayendo de regreso a Emma a la realidad. Emma se giro y puso a Tavvy en los brazos de Dru; Dru se tambaleo un poco pero se acomodo, abrazando a su hermano bebé con fuerza. “Corre” Emma dijo. “Corre a la oficina. Dile a Julian que estaré allí en un momento”
Algo de la desesperacion en la voz de Emma se hizo presente; Drusilla no le discutio, sólo abrazo a Tavvy con más fuerza y se fue, con sus pies descalzos silenciosos sobre el suelo del corredor. Emma volvio a ver el horror que estaba a sus pies. Katerina se encontraba detras de Mark, empujandolo hacia adelante, con una daga presionada en el espacio entre los omóplatos. Se tambaleo y casi cae en frente de Sebastian; Mark estaba más cerca de las escaleras y Emma pudo notar que se había defendido.
Tenía heridas defensivas en sus muñecas y sus manos, cortadas en su cara, sin duda no había tenido tiempo para runas curativas. Sangre manchaba su mejilla derecha; Sebastian lo miro, con su labio doblándose por la molestia. 
"Este no es por completo Nefilim" dijo "Es parte hada, si no me equivoco. ¿Porque no fui informado?" 
Hubo un murmullo. La mujer con el cabello castaño dijo “¿Significa que la Copa no funcionara con él, Lord Sebastian?” 
"Significa que no lo quiero" le contesto Sebastian. 

"Podemos llevarlo el valle de sal," dijo la mujer de cabello castaño "O a los altares de Edom, y sacrificarlo alli para el placer de Asmodeo y Lilith" 
"No" Sebastian dijo lentamente "No, eso no sería inteligente, en mi opinion, hacer eso a alguien con la sangre de las Hadas"
Mark le escupio,
Sebastian lo miro sin poder creerlo. Se giro hacia el padre de Julian. “Ven y sujétalo” dijo “Lastima lo si es necesario. No tengo que tener mucha paciencia con tu hijo mestizo”
El señor Blackthorn se adelanto, con un mandoble en la mano. La hoja estaba ya manchada con sangre. Los ojos de Mark se ensancharon con terror. La espada se elevo —-
La daga dejo la mano de Emma. Voló a través del aire, y se enterro en el pecho de Sebastian Morgenstern. Sebastian se tambaleo hacia atras, y la espada del señor Blackthorn se cayo. Los demás estaban gritando; Mark se puso de pie cuando Sebastian estaba mirando la hoja en su pecho, con la empuñadura saliendo desde su corazón. Frunció el ceño. 
"Ouch" dijo y se quito el cuchillo. La hoja estaba cubierta de sangre, pero Sebastian no daba muestras de que le importara la herida. Dejo el arma a un lado y miro hacia arriba. Emma sintio esos ojos oscuros y vacios sobre ella, como si fueran dedos helados. Sintio como la veía, la revisaba y media, para luego descartarla. 
"Es una desgracia de que no llegues a vivir" le dijo a ella "Vivir para decirle a la Clave que Lilith me ha fortalecido más alla de los limites. Tal vez Gloriosa pueda terminar con mi vida. Una desgracia que los Nefilim ya no puedan pedir más favores al Cielo, y ninguno de los inutiles instrumentos de guerra que se forjan en la Ciudadela Infracta pueden lastimarme ahora" Se dirigio hacia los otros "Maten a la niña" les demando, dando un toque a su chaqueta ahora manchada de sangre con asco. 
Emma vio como Mark se dirigio hacia las escaleras, intentando alcanzarla primero, pero la figura oscura al lado de Sebastian se le adelanto y lo llevo hacia atras con unas manos cubiertas de guantes negros; esas manos envolvieron a Mark, lo sujetaron, casi como si lo estuvieran protegiendo. Mark estaba luchando, y luego Emma lo perdio de vista cuando los Oscuros subían por las escaleras. 
Emma se volvió y corrió. Habría aprendido a correr en las playas de California, donde la arena se movia bajo sus pies a cada paso, por lo que en suelo solido ella era veloz como el viento. Se lanzó a traves del pasillo, con el cabello volando detrás de ella, saltando un tramo pequeño de escaleras, torciendo a la derecha y alcanzando por fin la oficina. Azotó la puerta detras de ella y puso el pasador antes de ver quien estaba dentro. 
La oficina era una habitacion grande, con sus muros cubiertos de libros. Había otra biblioteca en el piso superior, pero era aqui desde donde el señor Blackthorn manejaba el Instituto. Estaba su escritorio de caoba, sobre este se encontraban dos telefonos: uno blanco y otro negro. El telefono negro estaba descolgado y Julian estaba sosteniendo el auricular, gritando “¡Deben mantener el Portal abierto! ¡No estamos a salvo aún! Por favor —” 
La puerta detras de Emma retumbo y crujio cuando los Oscuros se lanzaban sobre ella; Julian levanto la mirada con alarma y el auricular se le resbalo entre los dedos cuando vio a Emma. Lo vio y luego detras de él, donde el muro este estaba brillando. En el centro se encontraba un Portal, un agujero rectangular en el muro a traves del cual Emma podía ver remolinos de plateados, un caos de nubes y viento. 
Se movio hacia Julian, y este la tomó por los hombros. Sus dedos la apretaban con fuerza, como si no pudiera creer que ella fuera real. “Emma,” respiro hondo y su voz adquirio velocidad “¿Em, donde esta Mark?¿Donde esta mi papá?” 
Ella sacudio la cabeza. “Ellos no pudieron — no pude —” Trago con dificultad “Es Sebastian Morgenstern” ella dijo, y se asusto cuando la puerta crujio bajo otro asalto. “Necesitamos regresar por ellos —” dijo, girandose, pero la mano de Julian ya estaba alrededor de su muñeca. 
"¡El Portal!" le grito sobre el ruido del viento y de los golpes en la puerta. "¡Nos llevara a Idris! ¡La Clave lo abrió! ¡Emma — solo estará abiertos por unos pocos segundos!" 

"¡Pero Mark!" contesto, aunque no tenía idea de como harían para abrirse camino a traves de los Oscuros que llenaban el pasillo, o como harían para derrotar a Sebastian Morgenstern, que era más poderoso que cualquier Cazador de Sombras ordinario. "Tenemos que —" 
"¡Emma!" Julian grito, y la puerta se quebro, con los Oscuros fluyendo dentro del cuarto. Ella oyo chillar a la mujer de cabello castaño, algo sobre como los Nefilim arderian, de como arderían en las llamas de Edom, ellos arderian y moririan y serían destruidos —
Julian le lanzo hacia el Portal, arrastrando a Emma con una mano; despues de un vistazo lleno de terror detrás de ella, ella tambien lo siguio. Evito una flecha que paso junto a ellos y se estrello en una ventana a su derecha. Julian la sujeto freneticamente, abrazandola; ella sintio como sus dedos se cerraron sobre su playera mientras entraban en el Portal y eran engullidos por la tempestad.



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